Mariano Stephan Rebollo
Reseña critica
¿Cómo cambiar el mundo?
Eric Hobsbawm (1917), es un
historiador marxista, que recoge en este libro una serie de ensayos sobre el
marxismo, muchos de los cuales ha revisado o escrito de nuevo.
El
libro ofrece un amplio recorrido por las investigaciones más interesantes del
autor sobre la evolución del marxismo y su influencia en la historia, el
pensamiento, la economía, la sociología y la política hasta el día de hoy. Como
gran marxista crítico y heterodoxo, Hosbawm reconoce que no todo lo escrito por
Marx es hoy aceptable pero sí muchos de sus análisis y teorías. Así, algo muy
adaptable al momento actual, como su visión del capitalismo como un sistema
económico históricamente temporal en continua expansión y concentración,
generando crisis y auto transformándose con una capacidad de destruir todo lo
anterior; o el análisis marxista del mecanismo de crecimiento capitalista
mediante la generación de «contradicciones» internas.
De
enorme interés, a juicio del historiador, son las contribuciones de Marx y
Engels al pensamiento económico y la decisiva influencia, tanto de la filosofía
alemana, como del socialismo francés o de la economía política británica en el
socialismo marxiano. Destacan las aportaciones de Marx y Engels en el plano de
la política, cuyo legado resume Hobsbawm en los siguientes aspectos:
El
principio de que las naciones y los movimientos de liberación nacional no
tenían que entenderse como fines en sí mismos, sino tan solo en relación con el
proceso, los intereses y las estrategias de la revolución mundial.
La
subordinación de la política al desarrollo histórico. La victoria del
socialismo se concebía como algo inevitable, debido a la tendencia histórica de
la acumulación capitalista.
La
acción política era la esencia del papel del proletariado en la historia.
El
Estado era un fenómeno histórico de la sociedad de clases, pero, mientras
existiese como tal, representaba el gobierno de clase. No obstante,
Hobsbawm
asevera que la versión marxiana madura de la teoría del Estado es mucho más
sofisticada que la simple ecuación: Estado = poder coercitivo = gobierno de
clase.
El Estado proletario transicional ha de eliminar la
separación entre pueblo y gobierno como un conjunto especial de gobernantes.
Es forzoso señalar el análisis que del
“Manifiesto comunista” hace el historiador británico. Dos son, según él, las
cuestiones que dan fuerza al Manifiesto: por un lado, su visión de que el modo
de producción capitalista era es todavía una fase temporal en la historia de la
humanidad, y por consiguiente, ni permanente ni estable; por otro, el
reconocimiento de que las tendencias históricas necesarias del desarrollo del
capitalismo habían de ser necesariamente a largo plazo. Por otro lado, nuestro
autor se pregunta por qué, a pesar del inmenso potencial económico del
capitalismo, tal como se subraya en el “Manifiesto comunista”, antes era y
continúa siendo ahora evidente que el capitalismo no podía ni puede satisfacer
las necesidades, no ya sólo de la clase trabajadora sino tan siquiera es capaz
de producir un sistema de bienestar para la mayoría de la población. Pregunta
que el historiador se hace al hilo de la evidencia: nunca, a lo largo de su
historia, el capitalismo ha podido acabar con la pobreza y la miseria de tres
cuartas partes de la población mundial que viven bajo su dominio, incluidos,
millones de seres en los países desarrollados. Cuestión ésta que a día de hoy
cobra más fuerza y cuya respuesta nuestro historiador no va a poder dar, ni
nadie en mucho tiempo, seguramente.
El libro es bastante interesante pero a mi
punto de vista, Hobsbawm hace lo esencial para comprender a Marx estudia
el capitalismo no lo crítica y sabe que es necesario pasar por eso para que se
dé el cambio ideológico y alcanzar el socialismo planteado por Marx y Engels.
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