jueves, 6 de marzo de 2014

Mariano Stephan Rebollo

Reseña critica 

¿Cómo cambiar el mundo?
Eric Hobsbawm (1917), es un historiador marxista, que recoge en este libro una serie de ensayos sobre el marxismo, muchos de los cuales ha revisado o escrito de nuevo.
El libro ofrece un amplio recorrido por las investigaciones más interesantes del autor sobre la evolución del marxismo y su influencia en la historia, el pensamiento, la economía, la sociología y la política hasta el día de hoy. Como gran marxista crítico y heterodoxo, Hosbawm reconoce que no todo lo escrito por Marx es hoy aceptable pero sí muchos de sus análisis y teorías. Así, algo muy adaptable al momento actual, como su visión del capitalismo como un sistema económico históricamente temporal en continua expansión y concentración, generando crisis y auto transformándose con una capacidad de destruir todo lo anterior; o el análisis marxista del mecanismo de crecimiento capitalista mediante la generación de «contradicciones» internas.

De enorme interés, a juicio del historiador, son las contribuciones de Marx y Engels al pensamiento económico y la decisiva influencia, tanto de la filosofía alemana, como del socialismo francés o de la economía política británica en el socialismo marxiano. Destacan las aportaciones de Marx y Engels en el plano de la política, cuyo legado resume Hobsbawm en los siguientes aspectos:
El principio de que las naciones y los movimientos de liberación nacional no tenían que entenderse como fines en sí mismos, sino tan solo en relación con el proceso, los intereses y las estrategias de la revolución mundial.
La subordinación de la política al desarrollo histórico. La victoria del socialismo se concebía como algo inevitable, debido a la tendencia histórica de la acumulación capitalista.
La acción política era la esencia del papel del proletariado en la historia.
El Estado era un fenómeno histórico de la sociedad de clases, pero, mientras existiese como tal, representaba el gobierno de clase. No obstante,
Hobsbawm asevera que la versión marxiana madura de la teoría del Estado es mucho más sofisticada que la simple ecuación: Estado = poder coercitivo = gobierno de clase.
El Estado proletario transicional ha de eliminar la separación entre pueblo y gobierno como un conjunto especial de gobernantes.
Es forzoso señalar el análisis que del “Manifiesto comunista” hace el historiador británico. Dos son, según él, las cuestiones que dan fuerza al Manifiesto: por un lado, su visión de que el modo de producción capitalista era es todavía una fase temporal en la historia de la humanidad, y por consiguiente, ni permanente ni estable; por otro, el reconocimiento de que las tendencias históricas necesarias del desarrollo del capitalismo habían de ser necesariamente a largo plazo. Por otro lado, nuestro autor se pregunta por qué, a pesar del inmenso potencial económico del capitalismo, tal como se subraya en el “Manifiesto comunista”, antes era y continúa siendo ahora evidente que el capitalismo no podía ni puede satisfacer las necesidades, no ya sólo de la clase trabajadora sino tan siquiera es capaz de producir un sistema de bienestar para la mayoría de la población. Pregunta que el historiador se hace al hilo de la evidencia: nunca, a lo largo de su historia, el capitalismo ha podido acabar con la pobreza y la miseria de tres cuartas partes de la población mundial que viven bajo su dominio, incluidos, millones de seres en los países desarrollados. Cuestión ésta que a día de hoy cobra más fuerza y cuya respuesta nuestro historiador no va a poder dar, ni nadie en mucho tiempo, seguramente.
El libro es bastante interesante pero a mi punto de vista, Hobsbawm hace lo esencial para comprender a Marx estudia el capitalismo no lo crítica y sabe que es necesario pasar por eso para que se dé el cambio ideológico y alcanzar el socialismo planteado por Marx y Engels.



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