jueves, 6 de marzo de 2014

En nombre de la rosa

Hernández Pineda Diana Isela


“En nombre de la Rosa”
Umberto Eco

“Para que haya un espejo del mundo, es preciso que el mundo tenga una forma”, una de las frases de los labios de  fray Guillermo, de Baskerville quien  con su alumno y fiel compañero, Adso de Melk, protagonizan esta novela, toma lugar en una abadía benedictina en el primer tercio del siglo XIV, en la cual se sucitan una serie de acontecimientos extraordinarios que giran alrededor de unos misteriosos textos griegos, acompañados con las extrañas muertes que giran en torno a los mismos. Estos acontecimientos, ameritan la presencia de fray Guillermo ya que es dotado de una inteligencia intelectual y con una capacidad de ver las soluciones a las incógnitas y problemas que hacen que este personaje sea una especie de héroe.
Cuando por primera vez tuve esta obra en mis manos, quede completamente enajenada con la trama, el misterio y las cosas prohibidas del momento, que ponen un toque de pasión en la vida cotidiana de un monje. Provocados por el interés de saber que hay en los textos y siendo aterrados por sus mismas conciencias al creer ingenuamente que todos y cada uno de los asesinatos investigados por Guillermo y Adso, están atribuidos a diferentes profecías relacionadas con el diablo, ya que hay ciertas características de los haces pensarlo.
Es  interesante las perspectivas religiosas que tienen en las abadías, una que llamó mucho mi atención fue aquella en la que los libros “cómicos” eran prohibidos y escritos con tinta envenenada para que todos aquellos que lo leyeran murieran. Se guardaban con tanto celo algunos libros , tal es el caso de la "Poética", escrito por Aristóteles, cuya única copia se encuentra resguardada de ojos curiosos en la Biblioteca, ya que el filósofo sostiene a través de sus ejemplos, que es a través de la risa que se puede dar gloria a Dios, cosa que Jorge de Burgos, uno de los monjes benedictinos más viejos entre los que habitan este monasterio, sostiene que la risa no es buena para el hombre: afirma que el libro podría incitar a los hombres a perder el miedo al infierno y no necesitar a Dios.
La lectura de este libro me ha atrapado desde el principio hasta el final, y me ha parecido un poco complejo de leer, sin embargo, es sumamente  interesante y entretenido. Me encanta el momento en que nos obliga a imaginar la abadía y a los personajes dando características muy precisas, llevando nuestra mente y cuerpo al lugar de los hechos, envolviéndonos en una realidad no tan susceptible a los sentidos pero si a la imaginación.
También es uno de los libros más cultos que he leído. En el tema histórico, es como si de alguna manera pensaras que el autor se ha inventado los hechos históricos que cuenta. Todo lo contrario, la novela es fiel a la realidad de los hechos que narra fuera de la ficción. Conoce perfectamente el contexto histórico en el que se desarrolla la historia.
El nombre de la rosa es una novela genial, bien escrita y bien narrada, con personajes interesantes y estupendamente bien ambientada.
Una novela irrepetible, con un nivel cultural altísimo. Un mosaico de historias que se encuentran en una misteriosa abadía y en los intrincados pasillos de su biblioteca. Una novela que no se debe leer desprevenido, porque puede que no la termines.


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