Hernández Pineda
Diana Isela
“En nombre de la Rosa”
Umberto Eco
“Para
que haya un espejo del mundo, es preciso que el mundo tenga una forma”, una de
las frases de los labios de fray
Guillermo, de Baskerville quien con su
alumno y fiel compañero, Adso de Melk, protagonizan esta novela, toma lugar en
una abadía benedictina en el primer tercio del siglo XIV, en la cual se sucitan
una serie de acontecimientos extraordinarios que giran alrededor de unos
misteriosos textos griegos, acompañados con las extrañas muertes que giran en
torno a los mismos. Estos acontecimientos, ameritan la presencia de fray
Guillermo ya
que es dotado de una inteligencia intelectual y con una capacidad de ver las
soluciones a las incógnitas y problemas que hacen que este personaje sea una
especie de héroe.
Cuando
por primera vez tuve esta obra en mis manos, quede completamente enajenada con
la trama, el misterio y las cosas prohibidas del momento, que ponen un toque de
pasión en la vida cotidiana de un monje. Provocados por el interés de saber que
hay en los textos y siendo aterrados por sus mismas conciencias al creer
ingenuamente que todos y cada uno de los asesinatos investigados por Guillermo
y Adso, están atribuidos a diferentes profecías relacionadas con el diablo, ya
que hay ciertas características de los haces pensarlo.
Es
interesante las perspectivas religiosas
que tienen en las abadías, una que llamó mucho mi atención fue aquella en la
que los libros “cómicos” eran prohibidos y escritos con tinta envenenada para
que todos aquellos que lo leyeran murieran. Se
guardaban con tanto celo algunos libros , tal es el caso de la
"Poética", escrito por Aristóteles,
cuya única copia se encuentra resguardada de ojos curiosos en la Biblioteca, ya
que el filósofo sostiene a través de sus ejemplos, que es a través de la risa
que se puede dar gloria a Dios, cosa que Jorge de Burgos, uno de los monjes
benedictinos más viejos entre los que habitan este monasterio, sostiene que la
risa no es buena para el hombre: afirma que el libro podría incitar a los
hombres a perder el miedo al infierno y no necesitar a Dios.
La
lectura de este libro me ha atrapado desde el principio hasta el final, y me ha
parecido un poco complejo de leer, sin embargo, es sumamente interesante y entretenido. Me encanta el
momento en que nos obliga a imaginar la abadía y a los personajes dando
características muy precisas, llevando nuestra mente y cuerpo al lugar de los
hechos, envolviéndonos en una realidad no tan susceptible a los sentidos pero
si a la imaginación.
También es uno de los libros más
cultos que he leído. En el
tema histórico, es como si de alguna manera pensaras que el autor se ha
inventado los hechos históricos que cuenta. Todo lo contrario, la novela es
fiel a la realidad de los hechos que narra fuera de la ficción. Conoce
perfectamente el contexto histórico en el que se desarrolla la historia.
El nombre de
la rosa es una
novela genial, bien escrita y bien narrada, con personajes interesantes y
estupendamente bien ambientada.
Una
novela irrepetible, con un nivel cultural altísimo. Un mosaico de historias que
se encuentran en una misteriosa abadía y en los intrincados pasillos de su biblioteca.
Una novela que no se debe leer desprevenido, porque puede que no la termines.

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